TRIPLE CORONADOS DEL TURF URUGUAYO

LUZEIRO

EL TRIPLECORONADO DE 1949

 

CAMPAÑA DE PISTAS

LUZEIRO fue un gran caballo de pis­tas, crack absoluto de su generación, ganador de los grandes premios Polla de Potrillos, Jockey Club, Nacional y los clásicos Maroñas, Uruguay, Treinta y Tres, Jorge Pacheco, Ensayo, en su campaña como producto y el Gran Premio Municipal posteriormente, siendo 2do. a medio cuerpo de PENNY POST, en el Gr. Pr. J. P. Ramírez (Internacio­nal).

Es hermano materno de KOSENKINA, destacada ganadora en Maroñas, in­cluso los clásicos C. Sáenz de Zumarán, Río de la Plata, Ciudad de San Pablo y Diana; de CICLON, excelente ganador en Maroñas, incluso el clásico A. Folle Joanicó; de COMARCA, excelente ganadora en Maroñas; de UKASE, destacado ganador en Maroñas; de GLACIAR, gran ganador en Maroñas y Venezuela; de DNIEPER, excelente ganador en Venezuela y de ULANOVA, muy buena ganadora en Maroñas (madre de MATE AMARGO, desta­cado ganador en Maroñas, incluso clá­sicos).

 

SU ACTUACIÓN EN EL HARAS

LUZEIRO, también fue un consagrado reproductor. Basta recordar, para cer­tificarlo, a: LOCOLOCO, crack, ganador de los Grandes Premios Polla de Potri­llos, Jockey Club, Nacional, Criadores Nacionales, Comparación y clásico Treinta y Tres, 2do. en el Gr. Pr. Municipal y Gr. Pr. General Artigas.

IMAGINADO, crack, ganador de los Grandes Premios Jockey Club, Nacio­nal y Criadores Nacionales y los clási­cos Agraciada, Lavalleja y Las Piedras; gran figuración clásica y buen repro­ductor.

MICHEL, destacadísimo exponente de su generación, 2do. en el Gr. Pr. Nacional y 3ero. en los Grandes Premios Criadores Nacionales y Jockey Club.

ESTERILLA, ganadora en Maroñas, in­cluso el clásico P. Indart Denis, gran figuración clásica y gran ganadora en Caracas, 2da. en los clásicos Alberto Smith y Día del Ejército.

BOLLINGER, alto exponente de su año, ganador del clásico Andrés Folle Ylla.

COLOMBE, ganadora en Maroñas del clásico Jockey Club Brasilero y ganado­ra en Venezuela.

AVALANCHA, clásico A. Rodríguez Larreta y exportada a U.S.A.

LUJOSA, exportada a los “2 años” y destacada ganadora en Venezuela, HERALDICO y PALAFOX, buenos ganado­res en Venezuela. LALINDE, excelente representante de su generación y muy buen ganador en Venezuela.

LUPIA, D’ARTAGNAN, VICTORIO, ALGERIE, BELFIORE, PLEITA, ORUGA, muy buenos ganadores en Maroñas.

RINCON, potrillo de la generación ac­tual, ganador en Maroñas, incluso clá­sico A. Folle Joanicó y Gr. Pr. Jockey Club.

LAURINA, destacada potranca de la actual generación, ganadora en su debut en Maroñas, 2da. en el clásico Brasil. BLABLABLA, destacadísimo ganador en Maroñas, incluso el clásico Asamblea de la Florida, 2do. en el Gr. Pr. Presiden­te de la República y ganador clásico en San Félix.

 

Fuente: Catálogos de la firma Oribe Remates

EN ARDOROSA LUCHA LEBLON Y LUZEIRO

HACEN PUESTA EN LA POLLA DE POTRILLOS DE 1949

LA LUCHA ENTUSIASMÓ A LA MUCHEDUMBRE QUE PRESENCIÓ LA PRUEBA

La Polla de Potrillos, primer galardón de la Triple Corona, fue disputado so­lamente por cuatro competidores aun­que en la pista, sólo se vio a dos de ellos que ofrecieron un espectáculo pleno de emotividad luchando tesone­ramente en toda la recta, para dividir honores en la llegada.

Los restantes, no tuvieron participa­ción activa en la contienda, llegando lejos y denotando su ya justificada in­ferioridad.

La aparente superioridad de Luzeiro, a quien se le había visto triunfar en cin­co oportunidades, hizo que muchas ca­ballerizas se abstuvieran de presentar a sus representantes, contra el invic­to. Sin embargo, en la caballeriza de Leblón, no opinaban de igual forma, y se tenía la presunción que el descen­diente de The Lovely, habría de obligar a fondo a su hermano paterno y acaso derrotarle, tal la fe que inspiraba Leblón.

SOLO SE PRESENTARON CUATRO PARTICIPANTES

Disputado el handicap que ganara Co­raje, luego de unos instantes de expec­tativa se vio desfilar a Tumok, el mismo que el día anterior fuera oscuro parti­cipante en la carrera ganada por Meji­cano. Bien se descontaba de antemano el papel desairado que habría de corresponderle al descendiente de Zorro Gris, tanto es así, que muchos aficiona­dos, con marcada ironía, ofrecieron a su jinete las llaves para cerrar el hipódromo.. . tal la chance que le asistía.

Luego se sintió una salva cerrada de aplausos y se supo que hacía su entra­da a la arena el invicto Luzeiro, quien se mostró a los ojos de los aficionados manteniendo la buena preparación por todos conocida. Enseguida desfiló Selvático, que ostentaba un training completo, pero no obstante ello, los aficionados poca atención le prestaron no así a Leblón, el guapo defensor de las sedas del stud Joselo, que había ganado tantos adeptos en mérito a la clase puesta de manifiesto en anteriores ocasiones.

LOS PRIMEROS APUNTES

Mostraron al invicto Luzeiro extremo favorito, siguiéndole en orden de pre­ferencias, Leblón, Selvático y Tumok. De acuerdo a la cotización inicial, los competidores, estaban pagando, los siguientes dividendos: Luzeiro, $ 2.40, Leblón, $ 7.60; Selvático, $ 29.10 y Tumok, $ 116.80.

ORDEN DE CINTAS

Clausuradas las cotizaciones finales, se alinearon en la siguiente forma: junto a las tablas Salvático, a su lado Tumok, luego Leblón y por la línea exterior Luzeiro. Tres minutos antes de la hora fijada en los programas suena el bron­ce anunciando la suelta de la carrera. Y así, una vez más, todo era viable… ¿Mantendría Luzeiro sus bien ganadas posiciones? ¿Sería capaz Leblón de dar en tierra con la esperanza que alenta­ban sus partidarios?

Tras corta espera, se alzan las cintas, y una vez que se formaliza la competencia se ve a Leblón con medio cuerpo sobre Luzeiro, tercero a sus patas corre Selvático y cierra la marcha Tumok. Los primeros tramos de la carrera se cumplieron en tren suave, señalando los cronómetros 13” 2/5 para los 200 iniciales.

Con Leblón enseñando el camino, trasponen el disco de los 1400 metros, lle­vando un cuerpo y medio sobre el favo­rito, tercero Selvático, mientras Tumok va quedando ya rezagado. Con ventajas a favor de Leblón, giran el primer codo y se van acercando al disco de los 1000 metros, donde se ve a Mieres, ji­nete del puntero, que va dando rienda a éste y trata de tomar amplia ventaja sobre Luzeiro.

Al llegar a los 800 metros, Lalinde con Luzeiro va abreviando distancia y se coloca al cuadril del puntero que vie­ne corriendo con acción desenvuelta, mientras que los restantes participan­tes, son ya impotentes para terciar en la lucha. Corren en el recodo, con Leblón en la delantera manteniendo 3/4 de cuerpo sobre Luzeiro. En la forma ya descrita, van haciendo su aparición en la recta final, con Leblón bien pegado a las tablas, llevando muy cerca la amenaza de Luzeiro que viene corriendo con acción desenvuelta.

Llegando al poste de los 400 finales, Mieres recurre al látigo y Leblón man­tiene aún sus posiciones, amenazado de muy cerca por Luzeiro que parece que habría de pasarlo apenas su jinete se lo propusiera. Lalinde va inclinándose sobre las cruces del invicto y ya Luzeiro aparece ante los ojos de la afición como un dominador absoluto, iguala la línea del puntero y asoma su pescuezo limpio sobre la línea de Leblón. Mieres castiga severamente y Leblón en un alarde de guapeza, no se deja vencer. Así corriendo los dos corceles en una misma línea, llegan a los 300 metros, donde la acción de Luzeiro deja traslu­cir mayor reservas de energía. Y así, en una lucha titánica, los hijos de Latero, van acercándose al disco. Leblón, bajo el rigor se agranda; Luzeiro, a quien su jinete lo llama a definir la prueba, no puede dominar a su enconado rival, que no afloja…

Los últimos metros son de una dramaticidad que entusiasma a la multitud; Luzeiro ha sacado ventajas que a esca­sos metros del disco parecen imposibles de descontar; los hinchas de Leblón se sienten derrotados, sólo un milagro podría salvar a Leblón y he aquí que el milagro se produce. Mieres exige a su cabalgadura las últimas reservas y éste, noblemente, sacando fuerzas de flaquezas, avanza, y una vez más, al­canza la línea de Luzeiro, obligándole a compartir la victoria, en una muestra cabal de su guapeza sin tasa.

LUZEIRO EN GANANCIA EN LOS 200 FINALES

El invicto Luzeiro, ha rebasado la línea de Leblón y aparece ante los ojos de la afición como el vencedor del cotejo. Sin embargo, Leblón en un alarde de guapeza reacciona una vez más y le obliga a compartir la victoria.

 

EN UNA LINEA TRASPONEN LA SENTENCIA

El ojo eléctrico ha captado el instante en que ambos cam­peones arriban a la sentencia en una misma línea. La lucha entablada a todo lo largo de la recta final, entusiasmó a la multitud que presenció la ruda contienda.

LUZEIRO TRIUNFÓ EN EL JOCKEY CLUB DE 1949 CON PRESTANCIA DE CRACK

Duele a menudo rectificar conceptos, más cuando el cronista tiene la certe­za de que un ejemplar se va dibujando como presunto crack a través de con­diciones puestas en su incesante as­censión. Tal el caso de Leblón de quien teníamos conciencia formada de que era muy buen potrillo, tan bueno, que acaso no hubiéramos vacilado en cali­ficarlo como el valor más conspicuo de esta generación.

Pero, hoy es bueno distribuir justicia y repartirla entre los participantes de este Jockey Club. Por su triunfo, por el significado de su campaña, así como por la amplitud de su conquista, Luzeiro retiene para sí el cetro de esta ge­neración, dando razón a Carminati, que tenía la certeza de que su crédito no había realizado en la Polla, la performance que era dable esperar de un pingo de su clase.

Bien merecido pues el triunfo del hijo de Latero que viene a premiar así a un cuidador modesto, no por carencia de aptitudes, sino porque nunca en sus boxes pudo albergar un crack de los quilates de este Luzeiro. También me­rece un elogio la labor de N. Lalinde que supo conducir al crack de la ecurie Dell’Arno con la eficacia de un consa­grado. Sabía que el enemigo se halla­ba adelante y no en la retaguardia. Su intuición, le valió un triunfo amplio, pues bien se vio que al enfrentar los 400 finales, tanteó a Luzeiro y éste en amplias brazadas se perdió de vista rumbo al disco consolidando su condi­ción de crack.

Merece párrafo aparte Latero, el ge­neroso descendiente de Stayer y La Gris, que en su segunda intentona, nos brindó dos pingos de las agallas de estos campeones, y si no hubiese desapare­cido, nunca se habría cansado de echar al mundo ganadores clásicos. Luzeiro y Leblón, le acaban de dar el espaldara­zo definitivo.

SE REGISTRARON CUATRO DESERCIONES

De común acuerdo propietarios y cuida­dores, resolvieron no presentar a Tembetarí, Borbollón, Selvático e Indico. El primero, estimaba su trainer que no se hallaba en su verdadero punto y en cuanto a los restantes, el falso estado de la pista conspiraba contra su mejor desempeño. Todos o casi todos, inter­vendrán en el Gran Premio Nacional.

EL DESFILE LO INICIO PENTAPOLIN

El pensionista de Domínguez Escuder, que se hallaba muy bien puesto, me­reciendo elogios la labor de su joven trainer; luego se vio desfilar a Luzeiro y Leblón siendo sumamente aplaudi­dos. Uno y otro, mostraron su perfecto ajuste, aunque en honor a la verdad, pareció que se hallaban demasiado afi­nados. . .

Poco después, se presentaron Don Ho­racio, Lucanor y Borrón Viejo, que aun­que fueron detenidamente observados, el público no premió su presencia con los aplausos destinados a los presuntos cracks.

EN EL PUNTO DE PARTIDA

Numeroso público se ubicó en el starting gate de los 2000 metros dispues­tos a no perder detalle de la suelta. Alineados los competidores, se obser­vó que junto a los palos se hallaba Lucanor, a su costado, Pentapolín, luego Leblón, Borrón Viejo, Luzeiro y por la línea exterior Don Horacio.

Largada la prueba en un instante opor­tuno, todos los competidores salieron en una misma línea, pero corridos ape­nas 150 metros, pudo advertirse que Pentapolín iba con ventajas sobre la lí­nea de Leblón, cerca Luzeiro, a medio cuerpo de este corría Lucanor, después Borrón Viejo y cerraba la marcha Don Horacio.

Con ligeras variantes en el desarrollo de la prueba, el puntero fue tomando más ventajas sobre Leblón y así al llegar al poste de los 1700 metros, Pentapolin corría con dos cuerpos, tercero ahora iba Lucanor, cuarto Luzeiro, luego Don Horacio y último corría Borrón Viejo.

Al enfrentar el palo de la milla, Mieres fue a tantear al puntero con de hacer la punta, pero Velázquez ánimo no quiso ceder su posición de privilegio y haciendo correr a Pentapolín sacó aún más ventaja. En la forma descripta tras­poniendo los 1200 metros, lugar donde se observaba el avance de Luzeiro al tercer puesto y se notaba el retroceso de Lucanor que se iba al fondo.

Llegan a los 1000 metros y Pentapolín mantiene cuatro cuerpos sobre Leblón a quien su jinete viene obligando sin que la acción de este deje vislumbrar al brillante pingo que todos conociéra­mos. Parece ya inminente su derrota, pues su acción es lenta y pesada, no tiene energías ni siquiera para reducir al bravo puntero, en cambio Luzeiro, con Lalinde en pose, viene saltando a sus patas con acción desenvuelta sin que se dude de su triunfo a un kilóme­tro de la meta.

Siguieron corriendo hasta el recodo y una vez que Pentapolín hizo su entra­da en la recta final, Leblón fue en su búsqueda doblegándolo de inmediato y tomando pequeña ventaja. Pero… ya Luzeiro se hallaba a sus grupas y luego de un breve apareo pasó al frente to­mando cada vez mayores ventajas.

Mientras Luzeiro llegaba al disco en un medio correr, Leblón debió apelar a sus últimas reservas para contener la arre­metida de Don Horacio que lo obligó a quemar sus últimas reservas para rete­ner para sí la segunda colocación en la llegada.

EL INVICTO LUZEIRO CON SU JINETE HABITUAL

 

Cumple el canter preliminar, entre el entusiasmo de sus numerosos partidarios que esperaban una fácil victoria. Poco trabajo le costó vencer al noble Leblón que no lo hizo estirar a fondo como en la Polla.

 

A POCOS METROS DE LA SUELTA

 

Pentapolín por el lado interior corre con ventajas sobre Leblón, tercero Luzeiro a media cancha, luego Don Horacio y Borrón Vieja, cierra la marcha del reducido lote Lucanor a quien su jinete contiene.

 

 

 

EL CRACK LUZEIRO LOGRO LA TRIPLE CORONA AL ADJUDICARSE EL GRAN PREMIO NACIONAL

La prueba máxima de la temporada, o sea el Gran Premio Nacional provocó esta tarde en Maroñas la concurrencia de extraordinario número de aficiona­dos, y hasta de aquellos que no sintien­do afección por el deporte hípico, no pueden sin embargo sustraerse a esos espectáculos, cada vez que se trata de la demostración de un racer excepcio­nal que cobra caracteres de ídolo. Y ese nuevo astro de fulgurante trayec­toria no es otro que Luzeiro, el hijo de Latero y Cosaca que en manos del trainer Carminati ha venido establecien­do neta superioridad frente a todos los rivales que le han salido al encuentro desde su iniciación a la fecha.

Con tales perspectivas y ante la consa­gración definitiva del flamante defensor del Stud Caracas fue que la afición se volcara esta tarde a nuestro principal escenario hípico, ofreciendo las arte­rias de acceso al mismo un movimiento inusitado desde que promediara el día, sin que nada ni nadie contuviera el en­tusiasmo de esa masa humana ávida de presenciar la despedida de ese potrillo que la muchedumbre ha llegado a con­siderar como su ídolo.

Tanto se descontaba la obtención de la Triple Corona por parte del nieto de Stayer, que apenas se comentó, ante el recuerdo de otras jornadas similares resultados adversos a las mínimas pre­visiones, como aconteciera hace dos temporadas, cuando el alevoso ataque de Curriña preparado por su compañe­ro Lanceador fue víctima Polvorín.

Acaso una demostración revelante como la de Miss Purity, sorpresiva como la de Rescate estrepitosa caída como la de Charleston

Nada de eso. Hoy todos los sportmen y “burreros de ley” no dieron pábulo al recuerdo; fueron dispuestos a brindar al crack, la recepción que todo crack se merece.

Fue así como las instalaciones de Maroñas presentaban esta tarde magní­fico aspecto, y dentro del ambiente animado y bullicioso que caracteriza las máximas jornadas, con el cuadro multicolor en el que pone su nota de belleza y de fragancia la presencia de nuestras damas, se fue desarrollando el festival hasta que llegó la hora de la gran contienda.

NO HUBO PICADERO

Debido a las actuales circunstancias, los participantes de la prueba clásica, y con mas razón los de las competen­cias restantes, antes y después del can­ter permanecieron en sus respectivos boxes, acudiendo allí los aficionados incesantes, en el deseo de comprobar el estado de los campeones, y aunque obvio es consignarlo, una colmena pa­recía el compartimiento en que se ha­llaba el pupilo de Carminati.

SENSIBLE DESERCION

Como expresamos en lugar aparte, se registró la ausencia de Don Horacio, el buen hijo de Zorzalito, el cual debió eludir el compromiso por haberse ren­gado.

EL PASEO PRELIMINAR

Con gran interés, fue observada la pre­sencia de los potrillos en el desfile preli­minar, dado que los aficionados querían atestiguar personalmente el estado fí­sico de los distintos competidores para poder formarse una definitiva compo­sición de preferencias. El primero en tenderse al galope, fue el invicto crack Luzeiro, siendo entusiastamente salu­dado por la afición. A continuación des­filó Selvático, después lo hizo Leblón, precioso de aspecto; de inmediato Bor­bollón, seguido por La Taita, y cerró el desfile el inédito Menelik, el cual lla­mó poderosamente la atención por su magnífica conformación física.

LAS PRIMERAS APUESTAS

En cuanto fueron abiertas las ventani­llas, fue dable observar que un buen número de aficionados se adelanta­ron a efectuar sus apuestas poniendo de relieve un marcado entusiasmo una vez que los potrillos regresaron al “ring” tras el canter preliminar.

Por consiguiente, y de acuerdo a lo es­perado ya los primeros apuntes señala­ron un abrumador favoritismo hacia el crack Luzeiro, el cual estaba abonan­do un sport de $ 2,60 a ganador.

Casi al toque de la campana, los rivales se hicieron presentes nuevamente en la pista para dirigirse al punto de par­tida ubicado en el “starting gate” de los 2500 metros, apreciándose que los mismos adoptaban la siguiente posi­ción. Junto a los palos se situó Menelik, a su costado Borbollón y luego hacia el lado exterior, Luzeiro, La Taita, Leblón y por el lado exterior Selvático.

 

EN LAS CINTAS

Largada del Gran Premio Nacional

 

LA CARRERA

La primera pasada por el disco

 

Cuando los relojes señalaban exacta­mente la hora 15 y 42 la expectativa llegó al máximo dado que el clásico pregón de ¡Largaron! resonó en todos los ámbitos del hipódromo, al quedar expedito el camino a la consagración del triunfo, causa de una impecable faena del starter Raimundo Gallino.

Prestamente los rivales se movilizaron procura de una colocación adecuada y tras las lógicas vacilaciones de los tres primeros tramos, se destacó al frente del pelotón Selvático. Seguía al hijo de Mazarino, Leblón, después el favorito Luzeiro, tras el cual se escalonaron Menelik, La Taita y en el fondo Borbollón con un tren de carrera intenso, los ri­vales cruzaron por vez primera el dis­co, desempeñándose Selvático con amplias y firmes brazadas al frente, seguido a dos cuerpos y medio por Le­blón y un poco más atrás Luzeiro, lle­vado en las riendas por Numan Lalin­de, manteniéndose sin variantes las restantes posiciones. A la altura de los 1500 metros, Selvático se distanció en forma pronunciada hasta llegar a ob­tener varios cuerpos sobre Leblón, al que Luzeiro no perdía pisada, dejan­do entrever mucha desenvoltura en sus movimientos.

La fisonomía de la carrera no ofreció variantes de importancia en las posi­ciones, pero ya en los 1200, Leblón y Luzeiro se desplazaron en procura de la línea del puntero, hasta llegar a ubi­carse a poco más de un largo. En cuar­to término accionaba siempre Menelik, superando por escaso margen a La Tai­ta y Borbollón. Frente al poste demarcatorio de los 700 metros, Luzeiro fue en busca de la línea de los punteros y tras de dejar atrás a Leblón, pasaba a predominar las acciones, con lujoso estilo, hacien­do prevalecer el formidable impacto de sus formidables ligerezas.

EN LA RECTA FINAL

Al volcar el codo final, el crack LUZEIRO enseña el camino

 

Al darse término a la última curva, la cual fue tomada con un cuerpo de ven­taja por Luzeiro. la competencia entró en su fase culminante, comenzando a brotar de miles de gargantas el grito atronador de ¡Luzeiro! ¡Luzeiro! como un imán hacia el éxito que la multitud esperaba de su ídolo. Y en efecto: el Latero en rápidas y firmes brazadas se cortaba en ganancia y ya en los 400 fi­nales, se había desprendido gallarda­mente de sus rivales, cobrando abru­madoras ventajas, mientras Leblón, se afanaba en vano por descontar el margen que le llevaba el pensionista del trainer Carminati.

 

Las Tribunas repletas, sirven de marco para la recta en la que Luzeiro no tiene resistencia.

Lalinde no hizo otra cosa más que con­cretarse a mantener su holgada po­sición de predominio, alcanzando el disco final con prestancia de crack en medio de las delirantes aclamaciones de los aficionados, quienes aclamaban sin cesar al nuevo astro que surge en el concierto hípico uruguayo.

Segundo a varios cuerpos se mantuvo Leblón, delante de Borbollón. Cuarto arribó Menelik precediendo a La Taita y Selvático.

Al hacer Luzeiro la entrada al pesaje, su hazaña fue saludada en forma apoteósica, batiéndose sostenidas palmas en honor de Numan Lalinde y Fermín Carminati, jockey y trainer, respecti­vamente, del novel defensor de la ecurie Caracas.

Luzeiro con varios cuerpos de ventaja cruza el disco con prestancia de crack.

 

Regreso triunfal del Campeón al recinto de los vencedores.

 

Referencias:    Revista LA PISTA – 1949 Julio-Agosto-Setiembre
Diario EL PLATA – 12 de Octubre- 1949
                                 Jockey Club de Montevideo – Calendario de Carreras 1949
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