HISTORIAS HÍPICAS

 

La Familia Victorica y su relación con el Jockey Club

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Conmociones de orden público transformaron las perspectivas del ambiente hípico hasta que, en 1887, el doctor José Pedro Ramírez asumió la presidencia de la Comisión de Organización de las Carreras Nacionales.
El hipódromo de Maroñas, había pasado a ser propiedad de los doctores Gonzalo y José Pedro Ramírez y de los señores Juan y Alejandro Victorica.

El 19 de agosto de 1887, el juez letrado doctor Pedro Garzón expide en Montevideo la matrícula que lo habilita para ejercer como rematador público «al ciudadano Alejandro Victorica, por cuanto ha justificado reunir las condiciones requeridas».

Titulo de Rematador de Alejandro Victorica

Carbonilla de Alejandro Victorica

El 15 de noviembre de 1888 un grupo de aficionados funda el Jockey Club, cuyo principal objeto es el de fomentar el desarrollo de la raza caballar. En el acta de fundación, y bajo las firmas de Gonzalo y José Pedro Ramírez, figuran entre otras las firmas de Mateo, Pastor, Juan y Alejandro Victorica.

Alejandro Victorica Bresque Rematando

Alejandro y Juan Victorica fueron integrantes de la Comisión Directiva del Jockey Club entre 1888 y 1898, en tanto Juan continuó en funciones durante el período comprendido entre los años 1900 y 1914. Su hermano Pastor fue gerente del Jockey Club desde su fundación hasta su fallecimiento.

Pastor Victorica

Al año siguiente, Alejandro muestra una de las facetas de su carácter que lo convertirán en un hombre de empresa dispuesto y decidido a enfrentar los problemas de su actividad con visión y pragmatismo. Convoca y reúne a varios ganaderos, entre los cuales Carlos Reyles es figura principal. Son productores que piensan revertir la crisis apresurando la cruza de los ganados criollos con razas de mejor jerarquía que permitan el desarrollo de la industria frigorífica. A los 27 años, Alejandro viaja a Europa con el objetivo de adquirir sementales de pedigree tanto de la raza vacuna como de la raza purasangre de carrera.

Con la intención de visitar las principales cabañas inglesas y realizar estas adquisiciones su primer destino es Londres. También procurando mercados para los productos uruguayos visa su pasaporte para incursionar en Francia, Suiza, Alemania y Rusia.

Por esos años en Europa el turf está en un momento de auge. El príncipe de Gales, futuro rey de Inglaterra Eduardo VII, es un apasionado del «deporte de los reyes» y el hombre que marca los pasos de la alta sociedad europea. Ambos se encuentran sin proponérselo en forma circunstancial. Al respecto, un artículo de la revista The South American Journal en su edición del 27 de julio de1889 informaba: «En las últimas ventas de Newmarket, Alejandro Victorica, de Montevideo, se opuso al Príncipe de Gales en la compra de un potrillo. El martillo cayó a favor del primero. Inmediatamente, el barón Hirsch se apartó del príncipe y acercándose al señor Victorica le dijo que deseaba saber de parte de su Alteza Real qué beneficio quería por venderlo.
El señor Victorica replicó que el potrillo estaba a la disposición del príncipe al precio de compra».

Baron von Hirsch

Su alteza real el príncipe de Gales Albert Edward

Rey Eduardo VII

“El Príncipe le envió el siguiente mensaje: “Aunque Uruguay pierda con esto una adquisición para su ganado de raza, gana en la persona de uno de sus hijos por un acto de cortesía que verifica y que, sin duda, será muy aprobado por sus compatriotas». Al día siguiente, el señor Victorica recibió en su hotel un nuevo enviado del príncipe de Gales, para agradecerle su cortesía realizada con tanto desinterés con un desconocido ilustre”.

En este episodio se revela una característica de la personalidad de don Alejandro que conservará siempre y que quedará grabada en su empresa y será un ejemplo para sus sucesores.
Alejandro Victorica era un caballero y procedía como tal, pero también era un sagaz comerciante que sabía ceder una ventaja obtenida en aras de logros mayores. Sin duda este gesto y esta crónica del The South American Journal fue una calificada tarjeta de presentación dentro del medio donde debía actuar, proviniendo de un país tan poco conocido.

Cupo, además, en este viaje a Alejandro Victorica, el privilegio de adquirir en las cuadras de Sandringham al entonces príncipe de Gales nada menos que a Exmoor, un hijo de Vestminster y Lorna Doone, ganador de once carreras en pistas de Inglaterra, y clasificado tercero de Ormonde – el llamado Caballo del Siglo – al que apremió como nunca pudo hacerlo otro.

Traído Exmoor al país, ingresó al haras de Carlos Reyles, constituyéndose en “sire” de relieve rioplatense, con una producción de alta calidad que jerarquizó la inigualable Yerba Amarga, que se impuso en el Gran Premio de Honor de Palermo. Junto con este semental, Alejandro Victorica adquirió entre otros purasangres para Carlos Reyles al padrillo Napoleon y a las destacadísimas yeguas madres Nellie II y Langlaate.

Por mucho tiempo prolongó Alejandro Victorica su contacto con la actividad hípica, desde su patio de ventas de Galicia y Julio Herrera, donde por varias temporadas desfilaban los productos de los haras nacionales para ser puestos a la venta bajo la convincente y segura invitación a ofertas, que formulaba con su voz dominante.

Remate de Pura Sangre por Alejandro Victorica

Al cumplirse el primer año de funcionamiento bajo la administración del Jockey Club, el hipódromo de Maroñas había distribuido en premios entre las caballerizas la suma de ciento dos mil seiscientos pesos.

En el primer lugar de la estadística igualaron los studs Sarandí y Capricho, con catorce carreras ganadas cada uno, siguiéndoles, por su orden, el Charrúa con trece y el Progreso con doce, respectivamente.

Alrededor de noventa jinetes formaban el plantel de corredores entre los que descollaban Pedro Lara, Carlos Vale, Pedro Costa, Manuel de Armas, Benjamín Fernández, Guadalupe Alcoba, Pío Torterolo, Antonio Jaén, Abelardo Sosa, David Velázquez y Nazario Grigera.

Política, Ouida, Murat, Teniente, Venado, Gordon, Uruguay, Júpiter, Ecarte, Generala, Charrúa, Kleber, Jonquil, Havre, Recuerdo, Tartarín, Buricayupí, Hervidero, Odalisca y Bayoneta, integraban las filas de los purasangres que con sus triunfos formaron los primeros eslabones de la larga cadena de victorias del turf uruguayo.

Los esfuerzos de los fundadores rendían sus frutos y ello colmaba de satisfacción a los sportsmen de aquellos tiempos, cuya calidad y entusiasmo por el turf, estaba plasmada en artículos publicados durante 1989 en diferentes ediciones de The South American Journal.

La revista Jockey Club en su página 3 de la edición del 25 de agosto de 1889 fue la primera publicación que se hizo eco del artículo publicado por The South American Journal.

Revista El Jockey Club del 25 de Agosto de 1889

Fragmento , revista El Jockey Club del 25 de Agosto de 1889 Pag.3

En el libro del Cincuentenario del Jockey Club publicado en 1938 vuelve a aparecer este hecho en su página 136.

Tapa libro del Cincuentario del Jockey Club 1938

Y en el libro “Victorica Rematadores – 120 años de Historia” publicado en 2007 se reitera el acontecimiento en la página 40.

Tapa libro Victorica Rematadores

Hasta ese momento lo único que no había sido publicado en nuestro país era un facsímil del original publicado por The South American Journal and Brazil & River Plate Mail de su edición del 27 de julio de 1889.

Revista The South American Journal 27 julio1889

Fragmento, revista The South American Journal 27 julio1889 Pag.2

Retrato de Don Alejandro Victorica

El señor Juan Victorica fue copropietario del stud Charrúa con José Pedro Ramírez que tantas etapas gloriosas marcó en su vida hípica, conquistadas por el año 1889 con Murat, por Fénix y Carina, primer tres años de carrera que cruzó a la Argentina para representar a Uruguay en el Premio Nacional de Buenos Aires clasificándose en tercer lugar. Luego vino la época de gran auge. Tilimuque, Tesonera, Donnina, Buricayupí, Perceus, Vesubio, Ñangapiré y Darwin fueron otros tantos partícipes de las festejadas y consecutivas victorias que obtenía la colosal Ecurie. Darwin, en un día, ganó en dos carreras y perdió a una cabeza, manco, en ese “cuasi-triplete”.

Juan Victorica en la portada de la revista Sportsman

Después surgió la notable Yerba Amarga. Mucho deberíamos extendernos para referirnos a la firma fundada en 1887 por Alejandro Victorica “VICTORICA & ASOCIADOS – NEGOCIOS RURALES”.

No obstante, para aquellos interesados en conocer más información acerca de la historia de esta empresa les dejamos el siguiente link:

                         https://www.victorica.com.uy/empresa/

Referencias:

The South American Journal and Brazil & River Plate Mail – 27 de Julio de 1889

Revista El Jockey Club (Uru) – 25 de Agosto de 1889

Libro del Cincuentenario del Jockey Club de Montevideo – 1938

Libro Victorica Rematadores – 120 Años de Historia – Homenaje a nuestros Mayores – 2007

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